Cognac, la ciudad del oro líquido
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| Cocktail Coq d'Or |
Nosotros pedimos un carpaccio de pato, con lonchas relativamente gruesas, y muy bien condimentadas. Una ensalada de canard, con hígado de pato a la plancha, jamón de pato y tres crepes de Magret de pato. De postre, un plato de queso, degustación abundante que incluía Roquefort.
En la región se cultivan las uvas trebbiano para hacer Cognac y los vinos Pineau. También se produce Pineau des Charentes, una mezcla de ambos. El camino en coche hasta la ciudad es una invitación continúa de bodegas para visitar y comprar sus vinos, y de viñedos que te dan ganas de parar el coche para darte un paseo por esos campos.
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| Típico paisaje en los alrededores de la cuidad de Cognac |
La ciudad de Cognac es bonita, tiene varias calles peatonales con tiendecitas, y curiosamente, también algunas bodegas en el centro, como Muller o Martell, que se pueden visitar y permiten hacer degustaciones.
La Cognathèque es una tienda ubicada en la plaza Central, que tiene más de 100 marcas de cognac, muchas de más de 400 euros, y bastantes de varios miles. También tiene más de 50 Pineaux des Charentes, selección sin rival en toda Francia. En su página web se pueden reservar talleres para grupos y ver su sala de catas.
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| Si vais a Cognac, no os perdáis esta tienda. Toda una experiencia |
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| Café con cognac |
Yo me hubiera llevado toda la tienda, pero generosamente me regalé una botella de cada, VS, VSOP y XO. El primero, Very Special, pienso utilizarlo para un cocktail que todavía no he decidido y es Jacques Denis. El segundo, Very Special Old and Pale es un Rémy Martín, y pienso tomarlo después de cenar, cuando me acuerde del buen reto que pasé en Cognac. Y el tercero, Extra Old, es un Prince Polignac, que voy a compartir con mi papi, que de vez en cuando se toma una copita de cognac después de cenar.
En la plaza central de Cognac hay varios cafés con terrazas muy bien puestas. Antes de seguir viaje, nos sentamos en una y me tomé un café con cognac y nata. Dulce y muy calentito, entró de maravilla mientras nos echábamos unas risas.
Aún no me he ido, y ya quiero volver a Cognac.
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